martes, 3 de abril de 2012

15 - "El rey ha muerto" - El Niño Gusano

álbum: "El efecto lupa"
año: 1996
sello: Grabaciones en el Mar



"estás preso otra vez
en el más triste final, el más triste final,
el más triste final del cuento"


Hace unos años tuve un jefe al que le encantaba discutir. Supongo que lo hacía para pasar las horas muertas porque era capaz de enunciar las teorías más peregrinas (Las mujeres huelen mal a partir de los 15 años o No pueden gustarte los Beatles y los Rolling Stones) para sostener sus argumentos. En una ocasión, después de la muerte de Lola Flores, intentó convencerme de que la muerte de esta clase de personas afecta a todos mientras que yo opinaba que sólo duele a aquellos que en cierta medida hayan vivido acompañados de ellos. Ahora, viéndolo en perspectiva me doy cuenta de que ambos teníamos razón. El Paco creía que todos debían haber vivido algo relacionado con Lola Flores y a mí me dolió mucho más la muerte de, por utilizar los mismos ejemplos de entonces, Ivà, Perich o Freddie Mercury. 

Si esta misma discusión se produjese ahora, seguro que aparecería el ejemplo de Sergio Algora. La muerte de Sergio provocó mucha pena en cada poro y ya ha sido ampliamente llorada en toda la blogosfera incluso en este mismo blog por alguien con más (y mejores) ínfulas que yo. Así que de momento que se haga el silencio para intentar hacer un viaje a la luna.

¿Qué es lo que tiene El niño gusano para ser tan especial para tanta gente? En mi humilde opinión, se trata de la capacidad de hacer canciones que son recordadas desde diversos niveles. El primero es ese lema instantáneo que no podemos evitar que se grabe en nuestra mente (al sol) o, si nos pilla en un bar yéndonos arriba, lo cantemos a voz en grito. Sea el contundente Al amarte me siento inútil, al amarte no me siento bien, el cunnilingual me gusta más que desayunar, olerte, olerte sin nariz, su complementario me queda un minuto para ser sólo labios ya o el que corresponde a esta canción el más triste final, el más triste final, el más triste final del cuento

Si alguna vez se ha comparado a las canciones con mujeres, estos titulares serían los ojos donde nos queremos bañar, esa nuca que queremos agarrar o ese culo con forma de corazón. ¿Y qué sería la charla eterna, cómoda como unas zapatillas viejas, que nos engatusa para que no miremos alrededor y podamos pasar horas con ella? Diría que son esas guitarras que hormiguean y remolonean para que, apenas sin darnos cuenta, empecemos a mover las piernas (cogido del borde de la cuna en el caso de mi hijo Biel) y a tararear la melodía mientras sacudimos la cabeza (sí, eso también lo hace). O puede que sean esos sutiles coros que nos hacen suspirar por cómo se entrelazan a las guitarras. O quizá los súbitos parones que nos hacen creer que la canción ha acabado cuando aún no ha llegado la hora de pasar la página. Sea como sea, ya estamos presos en sus redes de nuevo dispuestos a devorar y a ser devorados. 

Pero aún queda un nivel más. Al fin y al cabo algo tiene que hacerte seguir queriendo ser su amigo cuando ya no te la puedes follar, ¿no? ¿Será el secreto que yace al fondo de sus ojos y que hace que no puedas dejar de mirarla? ¿Será la letra llena de medias mentiras y metáforas completas? Hay quien ha analizado pormenorizadamente alguna letra y realmente ha encontrado, dentro del supuesto surrealismo, como todo hace referencia al sexo. La letra de "El rey ha muerto" (yo diría "el cuento" y no "un cuento" y creo que la diferencia no es baladí) parece bastante más obvia e incluso podría interpretarse de manera literal. De repente, nos damos cuenta de que nuestra vida está totalmente escrita y ya no nos es posible cambiar de carril para amar con la intensidad que amamos antaño, oler el pelo del bebé que fue nuestro primer hijo o dejar ese trabajo que odiamos. Un escalofrío recorre nuestra columna porque los muñecos de nieve lo han traído. Pero me niego. Es demasiado fácil rendirse y tomar la letra de forma tan simple. Si somos capaces de darnos cuenta de que estamos presos, somos capaces de cambiar totalmente la trama y volver a ser los protagonistas. Así que podemos montar un bar (¿lo llamaremos El fantasma de los ojos azules?), abrazar al hijo que ha crecido hasta ser tan alto como nosotros y seguro, seguro, seguro que volveremos a besarnos, ávidas las bocas, en un concierto de El niño gusano mientras tocan esta canción. 

Aún podemos darle una vuelta más. Podemos imaginar que el final se refiere al parón después de un intenso ejercicio. Ese mareo al cruzar la meta tras diez kilómetros corriendo o ese aterrizaje cuando pedimos que no nos miren a la cara porque es cierto que hasta los perros se ponen tristes después de eyacular. Así, en una pirueta extraña, volvemos a asociar una canción con sexo a pesar de que inicialmente queríamos hablar de mujeres. O puede que ese a "pesar de que", sea un porque y un porqué. Sea como sea, estés donde estés, te prometo, Sergio, dejarte las niñas de ocho años a ti. Aunque ella diga que no le gusta mi forma de bailar. Muy mal.

Autor: Jorge III

escuchar: El Niño Gusano - El rey ha muerto

video: La versión de Deneuve de "El rey ha muerto".

Bonus track: Entrevistados en "Lo + plus"

más información: El Niño Gusano, en Musicoscopio.

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