álbum: "Échate un cantecito"
año: 1992
sello: BMG-Ariola
año: 1992
sello: BMG-Ariola
"Entre nosotros
un muro de metacrilato
no nos deja olernos
ni manosearnos"
un muro de metacrilato
no nos deja olernos
ni manosearnos"
Hay sitios a los que llegas y piensas "aquí me quiero quedar". Eso me pasó a mí en el 82 cuando con la selección de Salvador aterricé en España. Jugamos los tres partidos en Alicante y ese sol cariñoso del Mediterráneo me hechizó. Cuando, al acabar la primera fase, mi representante me dijo que tanto el Atlético de Madrid como el Cádiz me ofrecían contrato, vi ahí la gran chance de mi vida.
No sabía muy bien cuál elegir así que primero me di una vuelta por la capital. La verdad es que no me gustó demasiado. ¿Dónde estaba el mar? ¿Por qué todo estaba tan seco? Y sobretodo, ¿por qué no ponen tapas con las cañas? Tomé el chuzón hacia el sur para ver qué podría haber allí.
Con una cerveza (puede que fuesen cinco) y una tapita de pescaíto frito (puede que fuesen gambas al ajillo), miraba el mar y pensaba si sería mejor el Atlético para luchar con el mexicano de los saltitos por el puesto en el equipo o el Cádiz donde iba a ser la estrella. O mejor me volvía a Salvador y me dejaba de tanta pendejada. A mi lado, Camilo Liz me dejaba hacer.
De repente, me fijé en una mesa cercana. Varias guitarras. Una de ellas tocada por alguien medio indio, otra por un bolado con sonrisa simpática e incluso otro con grevas y barba. Parecía que tocaban flamenco, pero no del todo. Lo que estaba claro es que aquello me gustaba. Antes de poder darme cuenta, estaba dando palmas con ellos y tarareando cuando podía. Al principio no les entendía del todo porque hablaban un poco ajolotado, aunque claro, ellos me decían lo mismo de mí cuando más tarde acabamos chambriando toda la noche. Ni recuerdo el momento ni el antro donde firmé el contrato, pero en dos patadas me presentaban medio fondiado en el Carranza. El resto, como suele decirse por acá, es historia. Partidos y más partidos. Algunos más bien macones, otros espectaculares. ¡Cómo les encantaba mi culebra macheteada!
Y cuando acababan los gritos de la afición, me iba a recorrer Cádiz. Todos los bares eran mi casa y me dejaban esconderme de los vigilantes que a veces me ponían el club o el entrenador. Y me encontraba con los Amador, con mi amigo Camarón y con Kiko. Volando voy, cantábamos, volando vengo.
De vez en cuando venían otros equipos a preguntar por mí. Incluso me fui de gira con Maradona. ¡Menudas timbas! ¡¡¡Ché, qué grande el pibe!!! Pero yo no podía tomarme tan en serio el fútbol como para fichar por el Barça.
Luego las cosas empezaron a torcerse. Los místers ya no estaban tan contentos conmigo o puede que los tragos no me sentaran tan bien. Quizá fuera que me hacía viejo. Me fui una temporada a Valladolid. ¡Qué frio del carajo hacía! ¡Y qué bueno el ribera del Duero! Pero echaba de menos el sol y el mar así que volví a mi casa del sur.
Kiko también había pasado una mala época con peleas con las discográficas y otros rollos chungos. Pero su cariño por mí estaba intacto. Estoy convencido que lo del Mercedes blanco va por mí porque así me aparecí yo por las calles.
Poco a poco mi estrella se iba apagando. La culebra pasó a ser un gusanito. Y acabé volviéndome al Salvador, a mi club de siempre.
La despedida de mis compinches fue dura aunque la acompañásemos con muchos guaros. Al final de todo, Kiko me dedicó una canción que estaba escribiendo. El güevón me hizo llorar de esa mezcla de risa y alegría tan guanaca cuando oí lo de "si vas dejando que se escape lo que más querías".
Más tarde, ya en Salvador me enteré de lo de Camarón y ahí sí que lloré de verdad. Porque le echo de menos.
autor: Jorge González
mp3: Echo de menos
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youtube: Un video de otra canción de Kiko Veneno con unos amigotes
más información: La Web oficial de Kiko Veneno
4 comentarios:
PLAS PLAS PLAS
Me quito el sombrero...
Y la última frase, de lagrimita...
Gracias, gracias, para ser apócrifa, no ha quedado nada mal, ¿verdad?
ENORMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!
GRANDE!!
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