álbum: "Tejido de felicidad"
año: 1999
sello: Chewaka
año: 1999
sello: Chewaka
Siempre procuré beber
la vida intensamente
disfrutando cada trago
que me queda por vivir
Que lo mejor de nuestra vida
aún está por ocurrir

Dentro de nada será el sexto aniversario del inicio de este blog colectivo (y de su hermano http://top100vs.blogspot.com). Antes de comenzar la publicación de esta serie de reseñas sobre las canciones que nos habían marcado la vida a los melómanos que las hemos estado redactando, tuvimos unas semanas muy divertidas votando las canciones que queríamos cada uno que apareciesen en estas listas. Una de las canciones “por las que yo hubiera matado” es esta que hoy nos ocupa.
“Magic” es la canción más optimista de Fernando Alfaro, o al menos, una de ellas. Sólo hace falta escuchar con atención la letra para darse cuenta de ello. En particular, los versos que hemos destacado al comienzo de este texto son toda una declaración de intenciones. Cuenta la leyenda que Fernando la escribió como homenaje a un amigo que se estaba muriendo en el hospital y aún tenía fuerzas para hacer reír a los amigos que iban a visitarle. No sé si será verdad, pero la historia es tan bonita que merece serlo.
Chucho supuso la fase luminosa de Fernando Alfaro. Después de ver como las circunstancias, los mercados o la coyuntura daban la espalda a uno de los mejores grupos de la música española (los seminales Surfin’ Bichos), tras unos meses de silencio, Fernando, junto a otros ilustres de la escena albaceteña, dio vida a Chucho, que apareció casi al mismo tiempo que Mercromina, el grupo que montaron los otros ex-Surfin’.
Las canciones del nuevo proyecto (aunque las del primer EP podrían haber aparecido en cualquier álbum de su anterior banda) mostraron una vuelta de tuerca o un golpe de timón al que no eran ajenos los otros dos líderes de Chucho (Juan Carlos Rodríguez y Javier Hernández). Las canciones eran más “positivas” (siempre dentro de los parámetros de un artista oscuro) y la música, más accesible, más pop. De hecho, muchas de las canciones son bailables... y es imposible no sonreír al escucharlas.
La banda fue consolidando su estilo, creciendo, evolucionando... Se sucedieron los discos, que consiguieron excelentes críticas y cierta repercusión. Al EP bautizado igual que el grupo le siguió el álbum “78”. Luego vino “Tejido de felicidad”, posiblemente su disco más brillante, en el que aparece el tema que nos ocupa. Fueron buenos tiempos. Después llegó “Los diarios de petróleo”, un disco múltiple, escrito por Fernando mientras trabajaba en una gasolinera perdida en mitad de La Mancha. Personalmente, opino que esta fue la cumbre creativa de Chucho. Después, vendría el epílogo, “Koniec”, un disco que, sin ser malo, no llega a la calidad de los dos anteriores. Y luego, quién sabe, el cansancio, el hastío, otros temas, el caso es que el grupo decidió disolverse...
Siempre que se separa un grupo que ha significado mucho para ti sientes una mezcla de vacío y de tristeza, una sensación difícil de describir. Durante un tiempo, no quieres volver a escuchar las canciones que te hicieron tan feliz, porque no has superado la pérdida. Esto quizás pueda parecer exagerado, pero creo que a todos los que nos gusta la música nos ha pasado alguna vez algo así. Pero llega un momento en que te sientes con fuerzas de volver a escuchar los viejos discos y recuperas sensaciones. Revives buenos momentos. Disfrutas de grandes recuerdos.
Volviendo a escuchar “Magic” para escribir esta reseña he recordado los momentos, los buenos momentos que pasé hace seis años discutiendo sobre canciones con mis amigos de Vermouthsport. Y eso me ha recordado uno de los lemas de este grupo: “hay que hacer cosas”. Lo cual me lleva a otra frase: “la vida no hay que alargarla, hay que ensancharla”. Y esta última me conduce a “Lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir”.
“Magic” es la canción más optimista de Fernando Alfaro, o al menos, una de ellas. Sólo hace falta escuchar con atención la letra para darse cuenta de ello. En particular, los versos que hemos destacado al comienzo de este texto son toda una declaración de intenciones. Cuenta la leyenda que Fernando la escribió como homenaje a un amigo que se estaba muriendo en el hospital y aún tenía fuerzas para hacer reír a los amigos que iban a visitarle. No sé si será verdad, pero la historia es tan bonita que merece serlo.
Chucho supuso la fase luminosa de Fernando Alfaro. Después de ver como las circunstancias, los mercados o la coyuntura daban la espalda a uno de los mejores grupos de la música española (los seminales Surfin’ Bichos), tras unos meses de silencio, Fernando, junto a otros ilustres de la escena albaceteña, dio vida a Chucho, que apareció casi al mismo tiempo que Mercromina, el grupo que montaron los otros ex-Surfin’.
Las canciones del nuevo proyecto (aunque las del primer EP podrían haber aparecido en cualquier álbum de su anterior banda) mostraron una vuelta de tuerca o un golpe de timón al que no eran ajenos los otros dos líderes de Chucho (Juan Carlos Rodríguez y Javier Hernández). Las canciones eran más “positivas” (siempre dentro de los parámetros de un artista oscuro) y la música, más accesible, más pop. De hecho, muchas de las canciones son bailables... y es imposible no sonreír al escucharlas.
La banda fue consolidando su estilo, creciendo, evolucionando... Se sucedieron los discos, que consiguieron excelentes críticas y cierta repercusión. Al EP bautizado igual que el grupo le siguió el álbum “78”. Luego vino “Tejido de felicidad”, posiblemente su disco más brillante, en el que aparece el tema que nos ocupa. Fueron buenos tiempos. Después llegó “Los diarios de petróleo”, un disco múltiple, escrito por Fernando mientras trabajaba en una gasolinera perdida en mitad de La Mancha. Personalmente, opino que esta fue la cumbre creativa de Chucho. Después, vendría el epílogo, “Koniec”, un disco que, sin ser malo, no llega a la calidad de los dos anteriores. Y luego, quién sabe, el cansancio, el hastío, otros temas, el caso es que el grupo decidió disolverse...
Siempre que se separa un grupo que ha significado mucho para ti sientes una mezcla de vacío y de tristeza, una sensación difícil de describir. Durante un tiempo, no quieres volver a escuchar las canciones que te hicieron tan feliz, porque no has superado la pérdida. Esto quizás pueda parecer exagerado, pero creo que a todos los que nos gusta la música nos ha pasado alguna vez algo así. Pero llega un momento en que te sientes con fuerzas de volver a escuchar los viejos discos y recuperas sensaciones. Revives buenos momentos. Disfrutas de grandes recuerdos.
Volviendo a escuchar “Magic” para escribir esta reseña he recordado los momentos, los buenos momentos que pasé hace seis años discutiendo sobre canciones con mis amigos de Vermouthsport. Y eso me ha recordado uno de los lemas de este grupo: “hay que hacer cosas”. Lo cual me lleva a otra frase: “la vida no hay que alargarla, hay que ensancharla”. Y esta última me conduce a “Lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir”.
Autor: Pedro Blasco
escuchar: "Magic" - Chucho
video: Videoclip de "Magic"
más información: Biografía de Chucho en La Fonoteca.