martes, 24 de marzo de 2009

35 - "Arte" - Nosoträsh

álbum: "Popemas"
año: 2002
sello: Elefant


"Volver a tus brazos, sentir tu rechazo,
gritar hasta quedarme afónica,
llorar hasta que me entre la sed,
beberme un buen vino
y poderme comer un bistec a la plancha.

Dormir cien mil horas, soñar que me quieres
y no hacerme daño el pellizco,
volver a encontrarte a mi lado,
volver a abrazarte y desayunarte,
esto sí que es arte."


A aquellos que se llaman a sí mismos artistas por el supuesto hecho de hacer arte, no me los creo, me parecen farsantes. Es como aquel que se reconoce perfecto: ya hay cierta imperfección en semejante declaración. La cultura, el arte, o como quieran llamar a cualquier tipo de manifestación artística (tienen que ver como maneja la escoba el encargado municipal, cuando me lo cruzo de camino al trabajo cada mañana, a eso de las 7: ¡sublime!) se ha convertido en un arma de doble filo: señor mío, prometí nunca usar tu nombre en vano, pero necesito librarte de aquellos que llenan su boca de ti, y tan solo lo hacen porque con ello piensan que están salvados. Aquellos que te utilizan como medio para reconocerse en super-hombres, como seres por encima de esa plebe perdida en la ignorancia y la incultura, la falta de sensibilidad y su anodina existencia denostada entre la cotidianeidad y la rutina. Perdóname, señor, pero hoy más que nunca entiendo a Nietzsche y al punk.

“Arte” es uno de los temas más punk que he escuchado nunca. No me miren así. ¿Acaso no dura apenas poco más de un minuto? ¡Y ellas tocan fatal! Como dijo aquel genio, esta vida es un sueño: ¡Y una mierda! Esta vida es realidad a flor de piel: tanto que duele, que mata, que sobrevive, que amanece, que se ríe y que se llora. Ese extraño laberinto de sentimientos, tan lleno de los lugares comunes que tanto horrorizan a los críticos (¡qué gran invento para los artistas!), es en realidad una obra magistral, única e irrepetible. Una tragedia. Una comedia. Una oda a sí misma y una maldición al hecho de tener que interpretarla. Una melodía de cuatro notas, tan efímera como imborrable.

El arte fue un extraño invento, que en realidad escondía una voluntad de comunicación, de expresión (de ideas o de sentimientos). Sí, puede que sea el camino de la salvación, nunca debió ser el dedo señalador, la condena. Pero en verdad, el arte es una manera de resumir la vida en algo que podamos comprender. Algo así como tratar de explicar un complejo teorema, que ni siquiera nosotros somos capaces de entender (otros artistas, los profesores de matemáticas), a un salón lleno de gente esperando que les cuentes un cuento. Pues aquí tienen su cuento señores: Natalia y sus chicas, con la mejor caligrafía posible, desmontando con una sencillez abrumadora algunas de las verdades más absolutas, y de las pocas que podemos reconocer objetivamente. La intensidad de vivir cada segundo, la rutina en toda su realidad, es un gesto propio del más inspirado de los artistas.

Y no hay peor creador que aquel que niega la increíble belleza que hay detrás de cada vida (y de cada muerte), sea cual sea ésta, absorto en su magnánima existencia. A mí, sus obras, no me dicen nada. Me la traen al pairo. No es que no me gusten, es que me provocan indiferencia. ¡Qué gran obra, la indiferencia! Autor: Jesús Sáez

mp3: Arte

youtube: Videoclip de la canción.


más información: Página web de Nosoträsh

martes, 10 de marzo de 2009

36 - "Picolandia" - Penelope Trip

álbum: "¿Quién puede matar a un niño?"
año: 1996
sello: RCA / Astro


"¿¿¿???"


Pongámonos en los albores de la década de los 90. Gijón, 3 de la mañana. Barrio de Cimadevilla. Bar La Plaza. Nachón sirve unas copas a Fran, mientras Tito habla con Ronny. Al fondo, Nacho, Pedro, Cova y las hermanas Mar y Alicia hablan apasionadamente de los nuevos discos que han visto esta semana en la Librería Paradiso. En la puerta, Paco Loco y Muni deciden si ir a casa o quedarse a tomar la última…o penúltima. En ese momento, Scattini hace sonar Freak Scene y las cabezas empiezan a agitarse al unísono.

Gente joven con dos pasiones en común: la música y la noche gijonesa. De ahí, de la clientela del mítico bar, saldrían unas cuantas bandas de muy distinto pelaje e influencias que durante unos años estuvieron en boca de todo el indie nacional, llamando incluso la atención de las multis. Nacía el Xixón Sound.

Uno de aquellos grupos nacía a la sombra de Felt y una de sus canciones: Penelope Tree. Una pequeña alteración fonética lo convierte en Penelope Trip. Rápidamente se convierten en el mascarón de proa del “movimiento”, y sus primeras referencias, el EP Hammerhead y el LP Politomanía, los convierten en el grupo de culto del momento (las ventas y reconocimiento masivo se los llevarían Australian Blonde).

Avanzamos unos años, hasta 1996, y nos encontramos a la banda grabando su tercer disco, ¿Quién puede matar a un niño?. Han dado el salto a una multi, RCA, y la prensa especializada se deshace en elogios hacia ellos. El sonido del disco es más luminoso y rico en matices, y Tito canta como nunca. Infanticida abre el disco de manera sobresaliente, pero al llegar la sexta canción… ah, la sexta canción. Lo más parecido a un “hit” que Penelope Trip van a hacer en su existencia. Luminosidad pop, coros cristalinos y un ritmo efervescente que sube y baja. Y una letra indescrifable (en la línea de sus admirados My Bloody Valentine) que, pese a todo, uno no deja de tatarear.

Sin embargo, el éxito fue esquivo a la banda (la leyenda urbana dice que Penelope Trip vendieron más camisetas que discos) y tras la gira de presentación del disco, se separan. Por suerte, el talento de alguno de sus miembros salió a relucir en proyectos posteriores: Tito Pintado con Anti y Telefilme; Pedro Vigil con Edwin Moses...

El que esto escribe no puede dejar de recordar una vieja TDK de 90, con la inscripción XS en el lomo y que fue su primer acercamiento a bandas como Penelope Trip, Kactus Jack, Australian Blonde, Mamy Carter, Undershakers, Nosoträsh, Screamin’ Pijas, Elimination Jr. o Manta Ray; grupos que corrieron más o menos suerte, que eran mejores o peores, a los que el tiempo ha colocado en su sitio, pero que sobre todo, tienen dos cosas en común: el cariño con el que se recuerdan aquellas canciones y la añoranza de una época dorada para la música en mi tierra, en Asturias.
Autor: José Meruco

mp3: Picolandia

youtube: La canción en youtube.


más información: Penelope Trip en la Fonoteca

jueves, 5 de marzo de 2009

37 - "En un mundo tan pequeño" - Mercromina

álbum: "Hulahop"
año: 1997
sello: Subterfuge


"con eso que te daba
no estaría mal
con eso crecería"


Cuando yo era un crío decía "micromina" a ese líquido rojo que iba invariablemente asociado en mi mente infantil con las frecuentísimas heridas de las rodillas. Luego aprendí a decir bien la palabra. Luego el líquido fue sustituido comercialmente por el betadine, quizás más efectivo pero menos romántico. Ya nada es como antes.

La Mercromina, antes de desaparecer, le ayudó a Joaquín Pascual, José María Mora y Carlos Cuevas a restañar sus heridas por la desaparición del mejor grupo español de todos los tiempos (Surfin' Bichos). Empezó siendo un proyecto humilde (las canciones iban sobre pájaros, tetris, cacharros de cocina... canciones de andar por casa), continuó siendo un grupo ambicioso (formal y creativamente) y terminó dejando algunos de los recuerdos más entrañables que este pobre melómano guarda en su corazoncito. Sin olvidarnos, claro, del legado de grandes canciones que nos dejó el Membri y sus colegas.

Como la que nos ocupa, una enorme pequeña canción, de la que Jota Martínez Galiana escribió en "Surfin' Bichos. Sermones en el desierto":
Incluso antes de escuchar la canción, una reseña ya despertaba curiosidad: “sólo por haber escrito En un mundo tan pequeño, Joaquín Pascual debería considerarse como uno de los mejores compositores de pop en castellano”. Una vez oída, toda sombra de duda acerca de una posible exageración quedaba borrada. Nos hallamos ante los dos minutos y cincuenta y ocho segundos mejor explotados del pop español. Una canción sencilla, pero redonda, con sabor a himno, que marcaría un hito en la carrera de Mercromina. Una melodía amable pero con mordiente, matizada en su acometida final por unos arreglos de cuerda inmejorables, y en la que la voz susurrante de Joaquín Pascual se confunde con otra nueva, la de una chica con un tono de voz similar al de Irantzu Valencia (vocalista de La Buena Vida), pero que no es Irantzu, sino una chica desconocida que aparece citada en el disco como María Ángeles Martínez.


Autor: Pedro Blasco

mp3: En un mundo tan pequeño

youtube: El videoclip original de la canción.


más información: Mercromina en Subterfuge. Otra página: Mercromina en La Fonoteca.